Es importante concienciar a la población en
relación al Asma, lo que representa para quienes la padecen y la posibilidad
con las que se cuentan para mantenerla bajo control, llevando así una vida
saludable, sin limitaciones.
La Dra. Olga Vega, alergóloga del Hospital el
Pilar nos amplía al respecto.
¿Qué es el asma?
El asma es una enfermedad respiratoria donde se
inflama de manera crónica la vía aérea que lleva el aire hacia los pulmones
(bronquios). Esto causa episodios repetidos de sensación de falta de aire,
pitido en el tórax (sibilantes), tos y sensación de opresión torácica. (agregar
foto de vía aérea inflamada y normal)
Afecta en el mundo a 235 millones de personas.
Aún es responsable de 250 mil muertes anuales.
Es la enfermedad crónica más frecuente en
niños.
Una característica principal de la enfermedad,
es que esta obstrucción es reversible y ocasional, lo que se traslada a que los
síntomas pueden variar y a veces estar o no presentes. También, es importante
destacar que para unos pacientes pueden ser leves, mientras que para otros
graves.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas principales son:
Sibilancias (pitidos).
Tos seca persistente.
Dificultad para respirar.
¿Quién puede tener asma?
Cualquier persona, a cualquier edad puede tener
asma. Sin embargo, es más común que inicie en la infancia y que esté sea de
origen alérgico.
Nosotros heredamos una predisposición y luego
el ambiente en el que nos desarrollamos condicionará la aparición de la
enfermedad.
En adultos es más común la asociación con
sinusitis, pólipos nasales y sensibilidad a la aspirina y la asociación con
ciertas ocupaciones (madera, metales, resinas, etc.).
¿Cómo lo diagnosticamos?
Lo primero es el historial clínico, donde los
síntomas tienen coherencia con el tiempo del transcurso de la enfermedad. Además
de los antecedentes familiares y personales de atopia y asma.
Las pruebas diagnóstico que realizamos según
cada caso podrían ser algunas de las siguientes:
Espirometría con prueba de broncodilatación.
Prueba de provocación con metacolina.
Prueba de provocación con ejercicio.
Pruebas radiológicas (rx o tac de tórax y senos
paranasales).
Pruebas de alergia o prick test.
PHmetría esofágica.
Tratamiento
Está demostrado que el tratamiento de la
inflamación de la mucosa bronquial es la parte más importante del tratamiento
del asma. Existen diversos medicamentos que tienen efecto antiinflamatorio en
la mucosa bronquial, pero los más potentes y eficaces son los corticoides
(cortisona) inhalados. Para el tratamiento inmediato, se utilizan
broncodilatadores, que normalmente se administran por vía inhalatoria. Pero no
es el tratamiento de base, es solo de rescate.
Existen dos tipos fundamentales según la
duración de su acción: los broncodilatadores de acción prolongada, que se toman
por la mañana y la noche todos los días, se tengan o no síntomas; mientras que
los de acción corta, se suelen reservar para tomar en caso de necesidad
(sensación de ahogo, tos, etc).
En pacientes en los que se demuestra un
componente alérgico, el tratamiento con antihistamínicos y sobre todo la inmunoterapia
específica (vacunas de alergia) suele ser muy beneficioso.
“Es muy importante recalcar que el paciente
asmático debe y puede hacer una vida normal, ese es nuestro objetivo. Que pueda
correr, saltar, ser campeón olímpico. Atrás quedó la época donde el asmático se
quedaba encerrado en su casa. Tenemos terapias novedosas y sobre un diagnóstico
temprano y certero para que el asmático tenga la calidad de vida que se merece.
Por eso, es importante hacer consciencia de la enfermedad ya que con todo lo
nuevo que tenemos deberíamos de bajar las cifras de crisis asmáticas, ausencia
escolar y laboral, idas a la emergencia y mala calidad de vida por esta
enfermedad y sobre NO más muertes por asma.” Dra. Olga Vega, alergóloga del
Hospital el Pilar.