El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) afecta a personas de todas las edades, sin embargo, es más común en niños menores de 2 años. Existen grupos de alto riesgo como los niños prematuros, con padecimientos de broncodisplacia pulmonar (trastorno pulmonar crónico que perjudica a los recién nacidos que han requerido de un respirador al nacer), malformaciones cardíacas congénitas, pacientes inmunocomprometidos y síndrome de down.
El VRS es una enfermedad del sistema
respiratorio con síntomas muy similares a la gripe, como la congestión nasal,
tos, pérdida de apetito, estornudos, fiebre, dolor de cabeza y sibilancias. Estos
síntomas son muy comunes entre ambas enfermedades por lo que, es importante
acudir a su médico de confianza para realizar una valoración completa y poder
dar un diagnóstico más asertivo. En casos graves, el 90% de los pacientes pueden
sufrir bronquiolitis, una inflamación de las vías respiratorias pequeñas en los
pulmones y el 50% puede desarrollar neumonía.
Para un diagnóstico de infección severa es
necesario evaluar la historia clínica completa del paciente, incluyendo sus
síntomas, un examen físico y una prueba de laboratorio para verificar la
presencia del virus (PCR o prueba de antígeno). Ante un cuadro más severo se puede
requerir radiografías de tórax y análisis de sangre completos y orina.
Este virus se caracteriza por presentarse
durante la estación lluviosa, un periodo que tiene una duración en la región de
unos 5 a 6 meses, ya que debido a las constantes precipitaciones las personas
suelen pasar más tiempo en lugares cerrados, donde se intensifica el contacto
con otros. Su transmisión se realiza al estornudar o al toser, presentando una
incubación del virus que va desde 2 a 8 días. Las personas con el virus pueden transmitirlo
durante 3 a 8 días, y los pacientes inmunocomprometidos pueden continuar la
propagación hasta por 4 semanas.
“La mayoría de los niños suelen recuperarse
solos, sin embargo, 3 de cada 100 necesitan ser hospitalizados y el
requerimiento de oxígeno suplementario dependerá de la condición de salud de
cada paciente. Hay opciones como anticuerpos monoclonales, que son proteínas de
defensa que se inyectan al bebé para brindarle protección y evitar los casos
graves y hospitalizaciones por la enfermedad. Esto es de suma relevancia para
los niños prematuros; pues sus sistemas inmunes están más débiles; o presentan enfermedades
asociadas como cardiopatías congénitas, que implican un mayor riesgo de
complicaciones severas ante el contagio,” explicó el Dr. Esteban Coto, director
Médico de AstraZeneca para Centroamérica y el Caribe.
Es importante extremar medidas de higiene con
los menores, como evitar las aglomeraciones y tocarse la cara, nariz o boca,
alimentar al bebé con leche materna, lavado frecuente de manos, el protocolo de
tos y estornudo son claves para evitar el contagio. Adicionalmente se
recomienda mantener la limpieza regular de superficies y juguetes, no compartir
los utensilios de comer y evitar el contacto cercano con personas que fumen,
pues los lactantes que son expuestos al humo del tabaco presentan un mayor
riesgo de adquirir el virus y agravar su situación clínica.